A veces no existe una fuente de inspiración, no necesito hacer algo en específico para que una historia llegue a mi mente y pueda escribirla. Sueños, ideas y mi mal hábito de rumiar un pensamiento son los que traen estas historias a mi blog y esta vez no es una excepción; simplemente me pareció buena idea, existen historias que llegan, pero jamás encuentro palabras para escribirlas.
Espero que disfruten este cuento corto y que tengan una noche lectura inolvidable :) (cuento en el siguiente párrafo)
El último hombre
Liza Gabriela N. Pagoada, 2020
Estaba ahí sentado, dejando que los últimos rastros de agua del río acariciaran sus pies; era lo poco que quedaba después de la catástrofe. Y mientras el mundo era silencio, lo único que reverberaba era su llanto, ni siquiera la brisa lo acompañaba. Por fin llegó a una conclusión, y siguió llorando, pero esta vez en silencio mientras se hipnotizaba con el reflejo de su rostro en el agua.
El atardecer se veía a lo lejos, se sentía como el último y él lo sabía, estaba seguro de que él era el último hombre sobre la tierra que había sobrevivido.
“No hay nada más” dijo en un casi imperceptible susurro y cargando una de las más tristes decepciones, tomó su arma que tenía una última bala. No quedaba nada más, era crudo imaginarse siendo el último ser humano que poblaba la tierra solo, vivir en un mundo que terminó devastado, y no resistió esos pensamientos y acabó con ellos terminando con su vida. Fue un final triste y doloroso porque era el fin del mundo y él… el último hombre.
Tras escuchar el tiro, un grupo de sobrevivientes se dirigió al lugar y lo vieron destrozado en su miseria y en medio de lágrimas por una falsa idea, producto de su propia mente.
Fin